La historia del Monumento a la Revolución, la sede política que nunca se inauguró

El edificio iba a contar con la estética europea neoclásica y en sus características tendría una estructura metálica con tecnología de vanguardia.

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México cuenta con diversos edificios que representan los hechos que han dejado huella en el país, en esta ocasión es del Monumento a la Revolución, un edificio que iba a ser con fines políticos.

El recinto fue iniciativa del ex Presidente de la República, Porfirio Díaz, él anunció una convocatoria en el año 1897, para realizar la nueva sede de las cámaras de diputados y senadores en el país, para homenajear el Centenario de la Independencia de México del año 1810.

El inicio de la construcción del edificio fue el 23 de noviembre de 1910, de la mano del arquitecto francés, Émile Bénard, curiosamente días después de haber iniciado el movimiento revolucionario en México.

Ante el movimiento revolucionario, la obra quedó suspendida ante la falta de recursos, y fue cancelada hasta nuevo aviso. En 1912, la obra quedó en abandono y sin el apoyo de mandatarios federales, tras la muerte de Álvaro Obregón en 1828, y del arquitecto encargado del edificio, Émile Bénard, en 1929.

“En 1933, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia rescató la obra inconclusa de Émile Bénard que tenía un gran valor arquitectónico. Reinterpreta la estructura y los espacios para otorgarles un nuevo significado: el uso de la plaza como espacio público en torno a la conmemoración de una revolución constante”, mencionó la página oficial del recinto nacional.

En 1970, el edificio anunció la suspensión de actividades por problemas de estructura, sin embargo, fue hasta el 2009 que promovieron proyectos para celebrar el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución Mexicana.

Así, las autoridades locales comenzaron con la renovación de las instalaciones del Monumento a la Revolución Mexicana; actualmente, el edificio imparte diversas obras culturales, para promover las costumbres del país.